martes, 9 de febrero de 2016

Las guerras secretas


Lo he comentado antes en este blog, aquí, aquí y aquí. Estamos entrando en el borde de una tormenta que puede ser realmente catastrófica; esta semana las bolsas van en caída libre y las primas de riesgo vuelven a ser objeto de noticia porque suben sin parar. 

La humanidad no suele ser demasiado inteligente a la hora de tomar decisiones globales pero sí en el largo plazo, cuando enfrentamos grandes problemas, se puede ver que hay al menos una tendencia a mejorar las cosas, pero ahora no hemos hecho nada para prevenir lo que se acerca, y sabíamos que vendría. Porque lo que se acerca es de órdago. 

En los últimos años, desde la implosión subprime, pasando por la catástrofe española de las cajas y nuestro no menos demencial estallido de burbuja inmobiliaria, no se ha hecho nada por atajar las raíces del problema: la banca sigue desbocada, los lobbies siguen controlando los gobiernos (troika mediante, pero no sólo ella, ahí está el acuerdo ultrasecreto entre EEUU y Europa), la especulación sigue domeñando los mercados, las deudas soberanas crecen y crecen, y las soluciones aplicadas en nuestro continente han demostrado ser inoperantes; Vemos cómo EEUU decidió resolver el problema sin austeridad, pero nos emperramos en ello, por pura ideología de escuela neoliberal. Ahora es demasiado tarde para lamentarlo.

Grecia es el ejemplo perfecto del desastre en ciernes. Seis años de medidas de austeridad están a punto de desintegrar una de las naciones más nobles de Europa, que encima está siendo usada por el cobarde continente en el que estamos como parapeto ante el drama de millones de refugiados que llaman a nuestra puerta. Nadie, de nuevo, está tomando medidas para acoger a esa gente que ha tenido que abandonar su país de origen para poder sobrevivir, y se enfrentan con algo peor en el que se supone debería de ser su espacio de acogida. Grecia se va a convertir en un polvorín porque no hemos hecho nada. Recordad nuestro compromiso público de acoger refugiados, unos 13.000 y que sólo hemos permitido que entren una docena. Esto es una vergüenza, y lo más alucinante es que nadie parece darse cuenta de que por el hecho de no mirar al problema no va a desaparecer; va a empeorar.

Y ahora vienen China con su posible caída por la que tal vez pueda ser la mayor burbuja especulativa de la historia de nuestra especie, y en las reacciones histéricas típicas de los mercados especulativos (euforia o pánico), el temor a los impagos de deudas soberanas, muchas de ellas, sí, compradas por China, puede precipitar el caos. De nuevo nadie ha planificado nada.

En nuestro país, con un gobierno en funciones completamente inoperante, nadie está pensando en lo que pueda pasar. 

En nuestro país, donde conviven legislaciones decimonónicas totalmente inútiles con normas absurdas basadas en la excepción (volveré a esto en otro post), el desastre puede ser importante, pues tampoco se ha hecho nada en estos años por mejorar la cosa.

En nuestro país, donde en este momento las propias instituciones se torpedean entre ellas (algún día hablaré sobre ello, necesito documentación sobre el REF para contaros, porque es asombroso) y los mismos gobiernos legislan su propia inseguridad jurídica, nadie está mirando afuera. Eso sí, para encarcelar titiriteros y batir récords de mentiras informativas, para eso siempre hay tiempo mientras se dañe al enemigo político.

No se dan cuenta de que esos tiempos terminaron. Estamos entrando en la era de la cooperación. O nos unimos, o estamos perdidos.

Las Guerras Secretas fueron unas aventuras cruzadas editadas por Marvel en los 80, durante los primeros tiempos masivos del fenómeno crossover. Acaba Marvel de editar una especie de revisita a aquellas aventuras protagonizadas por todos los héroes y villanos de su universo imaginario. Pues bien, estamos en mitad de una guerra secreta, la de los intereses de un viejo mundo que siguen dominándolo y arrastrándonos al caos, pues de él viven, y que han generado un mundo desigual, cruel y perverso a pesar de que la Humanidad tiene en sus manos los mayores medios que jamás ha tenido para curar enfermedades y dar calidad de vida a las personas, contra los ciudadanos, que sólo quieren una vida decente y que se respeten sus derechos. 

Pues estas Guerras Secretas pueden convertirse en guerras reales como esto siga así, como no ayudemos a Grecia, como no asistamos a los refugiados, como no decidamos agarrar el toro por los cuernos en la especulación masiva que sigue moviendo el mundo a pesar del desastre que se organizó en 2008, mientras Europa siga gobernada por la Deuda y no por las personas. Mientras ideología, miedo e incompetencia se den la mano, vamos directos al desastre. Sin paliativos, sin remisión. Recordad lo que dice la Escuela de Chicago: las guerras son buenas para la economía. Recordad que en Europa llevamos menos de un siglo por primera vez en toda la historia sin dispararnos unos a otros. Recordad lo frágil que es todo.

No me canso de decirlo, para terminar: nunca incompetentes mayores estuvieron al mando en el momento en que necesitamos Estadistas más que nunca. Por favor, que las cosas cambien ya, antes de que sea demasiado tarde. 

Poneos de acuerdo, gobernad, y empezad a arreglar este dislate, que llevará tiempo, sangre, sudor y lágrimas, y cada día que pase va a ser peor. Vivimos tiempos de cambio, pero este cambio cada vez es más necesario y más urgente.

Pd.: Para terminar dos opiniones que he leído en un confidencial, y me parecen muy reveladoras sobre cómo la mentalidad de todos se está reorientando a mejor:



El número 1 de "Secret Wars" que uso para ilustrar este artículo, es copyright Marvel.

Exposición abierta hasta julio.

Mi exposición fotográfica "El Risco: la montaña habitada" sigue abierta hasta julio en la Sala MAPFRE Ponce de León,  C. Castillo,...